Chipre atrae la atención de los inversores extranjeros no sólo por sus precios asequibles, sino también por la posibilidad de obtener un permiso de residencia. Para obtenerlo, basta con comprar una casa de 300.000 euros o más.
Sin embargo, los agentes inmobiliarios locales señalan que cada vez son más frecuentes los casos de engaño sin escrúpulos por parte de los futuros propietarios. Esto se debe a que, cuando se habla de la transacción, se afirma que, para obtener el permiso de residencia, lo que importa es el valor real de la vivienda y no el precio de compra. Los intermediarios y los vendedores intentan convencer a los solicitantes de que un precio más bajo significa un impuesto sobre transmisiones patrimoniales más bajo a su favor, sin informarles de que, en caso de reventa, el impuesto sobre plusvalías será más elevado.
Esta situación es fundamentalmente errónea porque, sean cuales sean los objetivos de un agente sin escrúpulos, tales declaraciones no contribuyen en nada a obtener la autorización estatal para solicitar un permiso de residencia. Se habla activamente de la posibilidad de que el Ministerio del Interior publique una directiva sobre este tema, aclarando su posición sobre la relación entre el valor y el precio de compra.
Otro ejemplo de actuaciones fraudulentas es la sobrevaloración artificial de los precios por parte de los abogados y contables que se encargan del procedimiento de obtención de visados.